Desayunos para todos, desde lo clásico hasta lo consciente.
Con múltiples sucursales en distintos puntos estratégicos de Ciudad de Guatemala,Graciela ha logrado conquistar a madrugadores, brunch lovers y comensales con dietas particulares gracias a una fórmula que no falla: comida bien servida, bien hecha y a un precio que no desentona con la experiencia. Aquí, el café es orgánico, el jugo es recién exprimido y el menú —diverso pero coherente— honra tanto la tradición como las nuevas formas de comer. Graciela es esa mesa a la que siempre querés volver, ya sea por unos chilaquiles, un shakshuka o un omelette griego que cuida tanto el paladar como la glucosa.
Decima plaza, 10 Avenida 8-68, Cdad. de Guatemala
La Estación
Plaza Madero Próceres
Miraflores
Oakland Place
Vidére
Majadas 11
Lunes a jueves 7:00 -22:00 hrs
Sábado y domingo
Si
Si. pequeños
Si
Bebidas Q.14.00 -Q.40.00
Platos Q.38.00 – Q.88
Graciela es de esos lugares que no se andan con rodeos: sabe lo que hace y lo hace bien. Con varias sucursales repartidas estratégicamente por Ciudad de Guatemala, se ha convertido en una opción confiable para quienes buscan desayunos bien servidos, balanceados y con ese guiño de creatividad que no cae en excesos. Aquí, la fórmula es simple pero efectiva: buen sabor, porciones generosas y un precio que no sorprende… al menos no de forma negativa.
Desde que llegás, el ambiente transmite esa mezcla justa entre lo casual y lo acogedor. La atención es amable, el servicio fluido, y la experiencia constante sin importar la sede a la que vayas. Pero lo que realmente distingue a Graciela es cómo logra mantener la coherencia entre calidad y precio en un menú que no sacrifica sabor ni estilo. Y para quienes son madrugadores —o simplemente disfrutan de desayunar a cualquier hora— su horario extendido es una bendición.
Todos los desayunos incluyen café orgánico y jugo recién exprimido, un detalle que se agradece y que suma puntos a la experiencia general. Entre los imperdibles del menú, están los Chilaquiles D.F., hechos con tortillas caseras en una potente salsa verde de tomatillos, acompañados de huevos, aguacate, crema y cebolla morada. Otra joya es su versión de huevos benedictinos: los Cacio e Pepe, servidos con jamón serrano, arúgula y una salsa cremosa de queso y pimienta que logra un balance glorioso entre lo clásico y lo sabroso. Para algo más reconfortante, las Panelas Ahogadas —queso panela sumergido en salsa de tomate tatemado, con huevos pochados, chips de tortilla y pan de masa madre— son una explosión de texturas. Y si estás en modo internacional, su shakshuka es todo lo que debe ser: huevos horneados en salsa de tomate, pimientos asados, queso feta y cilantro fresco.
Graciela también ha sabido escuchar a su clientela más consciente de la glucosa. Su menú incluye varias opciones que combinan proteína, fibra y sabor sin picos de azúcar. El omelette griego, hecho con claras de huevo, espinaca salteada, aceitunas y queso feta, es una muestra de cómo lo simple puede ser también delicioso. El Crunchy Healthy, con crocante de parmesano, claras, quinoa, espinaca, champiñones y salsa ranchera ligera, es una opción sustanciosa y bien pensada. Y para algo más fresco, el Mediterráneo Verde —pan de masa madre con hummus, ensalada de pepino y queso feta— es ideal para quienes prefieren sabores ligeros, pero bien equilibrados.
Graciela no pretende ser el brunch más sofisticado de la ciudad, pero sí uno de los más honestos.