En los alrededores del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala, donde el bullicio de la ciudad se mezcla con el eco de su historia, se esconde una casa que resiste el olvido y celebra la vida desde la mesa. Casa Amano no es solo un restaurante: es una declaración de principios, una apuesta por lo artesanal, lo justo y lo profundamente sabroso.
Desde su fachada discreta, uno no imagina el mundo que se abre al cruzar sus puertas. Pisos originales, ventanales amplios, marcos de madera y techos altos mantienen viva la memoria de un tiempo donde las casas se habitaban con intención. Aquí, el presente y el pasado no compiten: se abrazan.
5a Av. 4-06 zona 1,
Ciudad de Guatemala
Lunes y martes: cerrado
Miércoles – Sábado 9:00 -21:00 hrs
Domingo: 9:00 -15:00 hrs
No.
El más cercano está frente a Arrin Cuan.
Si
Algunas
Bebidas
Naturales y no alcohólicas Q.25
Alcohólicas Q.49.00 -Q.69.99
Comida
Salada Q.45 -Q.85.00
El menú de Casa Amano es breve, honesto y cuidadosamente curado. Aquí no hay pretensiones, solo platos con corazón. Es una exploración de cocina de autor con alma guatemalteca y sazón de temporada. Una carta viva, que cambia al ritmo de lo que ofrece la tierra, que dialoga con ingredientes locales y técnicas ancestrales como la nixtamalización, los fermentos, las conservas y la deshidratación. No es solo un restaurante: es un laboratorio de sabor y memoria.
Brunch
El brunch, que se ha posicionado como destino de fin de semana, requiere una reserva previa que puedes realizar siguiendo las instrucciones de sus redes sociales. Aquí te comparto mi sugerencia de lo que debes probar:
Para comenzar, hay dos entradas que son puro amor desde el primer bocado. El naan con requesón, chiles pimientos asados, aceite de chile guaque y pepitorias doradas es una sinfonía de texturas, con ese juego entre lo cremoso, lo ahumado y lo crocante que te atrapa sin rodeos. Por su parte, el plato de encurtidos y fermentos de temporada, servido con pan horneado en la casa y un toque de miel, es un homenaje al tiempo y a los sabores que solo se logran con paciencia.
Entre los platos fuertes, el bun brioche relleno de salchicha de desayuno, huevo revuelto y mayonesa con sal de ceniza de tortilla es un sabor cálido y lleno de personalidad Cada bocado evoca esas mañanas largas donde el desayuno se convierte en comida, y el tiempo parece diluirse en buena compañía.
Pero si realmente tienes hambre La hamburguesa de la casa, con pan brioche, carne de res jugosa, pimientos asados y queso cheddar, es un clásico elevado: potente, generosa y con ese toque de umami que la hace inolvidable.
Para quienes buscan una opción sin carne, el baguette vegetariano es una joya: requesón fresco, hongos al ajo, hierbas aromáticas y remolachas en dos tiempos (asadas y encurtidas), todo montado sobre pan de la casa y acompañado de una ensalada vibrante. Una oda a lo vegetal sin caer en clichés, donde cada elemento tiene sentido y sabor.
La carta líquida no se queda atrás. Desde opciones sin alcohol como la cimarrona con sal de ceniza o sal de chile guaque, hasta el refresco de piña con cardamomo, cada bebida acompaña con intención. Para quienes prefieren algo más festivo, las mimosas de temporada, el gin con chocolate o el gin con cilantro sazón y sal de chile guaque son experiencias en sí mismas.
Los sabores aquí no solo refrescan: narran. Como si cada sorbo fuera un guiño a los ingredientes olvidados, a las mezclas valientes, a ese deseo de innovar sin borrar lo que somos.
La dulzura no es excesiva, pero sí precisa. La “no” tarta de limón es una interpretación fresca, elegante y balanceada de un clásico que muchas veces resulta empalagoso. Y el cheesecake con toffee de la casa es pura suavidad con un caramelo profundo que reconforta ese antojo de algo dulce.
Más allá de un restaurante.
Casa Amano es también un espacio de encuentro. Aquí convergen vecinos del barrio, activistas, artistas, viajeros curiosos y, por supuesto, amantes de la buena comida. La cocina es el punto de partida, pero la conversación, el arte y las causas sociales encuentran un lugar en su mesa.
Este es un lugar para llegar sin prisa, con el estómago dispuesto y el corazón abierto. Pero hay que tener en cuenta ciertos detalles prácticos: el espacio es reducido, por lo que se recomienda reservar con tiempo. Si vas en grupo, mejor coordinar previamente. El parqueo más cercano está frente a Arrin Cuan, a unas cuadras, pero lo ideal es llegar a pie, en bici o en transporte privado.
Casa Amano no es el tipo de lugar que se olvida. Es uno al que volvés, al que llevás a alguien especial, al que recomiendan con el mismo cariño con el que se sirve cada plato.